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¿Cómo conseguimos que un coche funcione utilizando la energía solar?

 La energía de la luz solar puede convertirse en otras formas de energía que permitan transportarla y distribuirla fácilmente: la energía eléctrica. Para ello se utilizan unos dispositivos, llamados células fotovoltaicas, que transforman la energía de la luz, los fotones, en corriente eléctrica, electrones. 

 

 

 

 

Las placas solares que se pueden observar en algunas señales de tráfico, farolas o viviendas están        formadas por células fotovoltaicas que convierten la luz del Sol en electricidad, permitiendo que una bombilla se ilumine, mover un motor eléctrico, etc.

Las células fotovoltaicas son una clase de células fotoeléctricas, que, a su vez, son células solares capaces de producir un fenómeno eléctrico. Una célula fotovoltaica puede estar formada por una lámina de oro o plata, silicio y una base de hierro niquelado.

 Una de las aplicaciones más sorprendentes de este fenómeno son los vehículos que funcionan gracias a la energía de la luz solar: aviones, automóviles, barcos, etc. En Australia cada año se celebra la carrera automovilística, World Solar Challenger (Darwin), en la que sólo participan coches impulsados por energía solar.

La clave del funcionamiento de las células fotovoltaicas está en la disposición en forma de "sandwich" de materiales dotados de diferente forma, de manera que unos tienen exceso de electrones y otros, por el contrario, déficit. Los fotones de la luz solar portan una energía que arranca los electrones sobrantes de una capa y los hace moverse en dirección a los "vacíos" de la otra.

Satélite Galileo

Las células solares son muy comunes en los subsistemas de energía de los satélites. Toman la energía solar disponible en el espacio y la convierten directamente en energía eléctrica. A menudo se utilizan con baterías químicas, que proporcionan energía cuando el satélite está en la sombra de la Tierra. Las células solares se utilizan generalmente en los satélites científicos y de aplicaciones. Fotografía: ESA-J. Huart

 

 

 

 

El resultado es la creación de flujo de electrones, y por lo tanto, un voltaje eléctrico. Este voltaje es muy pequeño, pero conectando un gran número de células podremos alcanzar el voltaje que deseemos. 

En la vida cotidiana, muchas instalaciones fotovoltaicas son pequeñas y se utilizan para apoyar el suministro eléctrico de una casa, o para señalizaciones de carretera.

En el caso de los coches, las células fotovoltaicas alimentan una batería, la cual, a su vez, se encarga de impulsar el motor eléctrico del coche. En el coche que observamos en la fotografía, las placas que cubren la parte superior de la carrocería recogen una potencia de 100 vatios, que recarga una batería de células de litio de unos 34 kg. Esta batería alimenta el motor eléctrico, que desarrolla una potencia de 1.900 vatios.

Fijaos de qué color suelen estar pintadas las casas en los países y las zonas más cálidas. En las zonas de montaña y en los países fríos, los tejados suelen utilizar la pizarra negra.

Podéis también orientar una lente de cristal de forma que la radiación atraviese la lente sobre un poco de hierba o un papel; observaréis que ésta se quema.

La carrera de 2001 fue ganada por "Nuna", un vehículo que puede alcanzar los 160 km/h. Este coche ha sido realizado por estudiantes de la Universidad de Amsterdam y la Tecnológica de Delft (Holanda).

 

Experiencia:

 Construye una calefacción solar