Un estudio del Centro de Astrobiología (CAB, INTA-CSIC) ha identificado péptidos conservados a lo largo de la evolución como posibles indicadores de vida en Marte. Podrían ser clave para descubrir señales de vida pasada o presente en el planeta rojo.
Investigadores del INTA en el Centro de Astrobiología han propuesto una innovadora estrategia para la búsqueda de vida en Marte. Su estudio, publicado en la revista Analytical Chemistry de la American Chemical Society, destaca la relevancia de los péptidos ancestrales en la detección de vida extraterrestre.
Los péptidos ancestrales son fragmentos de proteínas que se han conservado con el paso del tiempo porque han desempeñado funciones fundamentales a lo largo de la evolución de la vida en la Tierra. También se cree que estos mismos péptidos podrían haber sido cruciales en el origen de la vida en la Tierra y, por tanto, haber desempeñado un papel similar en Marte, especialmente cuando ambos planetas compartían condiciones ambientales similares.
Una característica distintiva de los péptidos es su estructura tridimensional única, que muy a menudo es independiente de la secuencia específica de aminoácidos que lo forman. Esto significa que diferentes secuencias de aminoácidos pueden adoptar la misma estructura tridimensional en un entorno acuoso. Semejante propiedad los convierte en moléculas ideales como biomarcadores (‘balizas’ señaladoras de indicios de vida), ya que al poder ser detectados por su forma y no por su composición específica, hace que sea más sencillo descubrirlos, “igual que reconoceríamos cualquier castillo de naipes por su forma piramidal independientemente del tipo y el orden de las cartas que lo estructuran”, comenta el estudiante de doctorado Pedro Mustieles, primer autor del trabajo.
Para detectar estos péptidos ancestrales los investigadores han desarrollado anticuerpos (proteínas similares a las que produce nuestro organismo para protegernos de las infecciones) capaces de unirse a ellos, y demostraron que algunos de estos anticuerpos reconocían la estructura tridimensional del péptido. Eso significa que si en algún momento de la historia de Marte la vida dejó un rastro de su existencia en forma de este tipo de moléculas, podremos detectarlos con facilidad. “Estos anticuerpos forman parte de la colección del Life Detector Chip (LDChip), un biosensor con más de 200 anticuerpos desarrollado en el Centro de Astrobiología y que es el “corazón” sensor de nuestro instrumento SOLID (Signs of Life Detector) diseñado para la búsqueda de vida”, indica Victor Parro, investigador principal del proyecto.
Por otro lado, el hecho de que estos péptidos puedan unirse de manera estable a algunos minerales presentes en la superficie de Marte no solo hace más fácil su detección, sino que se mantienen protegidos de factores externos, como la dañina radiación cósmica que bate continuamente la superficie de Marte. De este modo, los restos de una vida extinta en el planeta rojo podrían conservarse inalterados a lo largo del tiempo, lo que permitiría detectarlos mediante esta nueva técnica.
Imagen: NASA