El post de hoy debía ser diferente, un post de celebración después del lanzamiento y en el que os pudiéramos confirmar que habíamos escuchado por primera vez a INGENIO ya en su órbita.
Pero en la madrugada del 17 de noviembre recibimos un mazazo terrible. Tras el lanzamiento sin problemas, 8 minutos después del despegue, se anunciaba una desviación en la trayectoria del satélite.
Fue una hora dramática, en la que el equipo de INTA no nos podíamos creer que se hubiera perdido el satélite y tratábamos de imaginar escenarios mejores, con el satélite ubicado en una órbita inferior, desde la cual pudiéramos redefinir la misión. Pero el desenlace fue el peor posible: las tres primeras etapas del lanzador habían funcionado perfectamente, pero fue en la ignición de la etapa superior del AVUM cuando se perdió el control del vehículo, provocando que el lanzador y su carga cayeran en una zona deshabitada del ártico.
Todos los que trabajamos en el sector somos conscientes de los riesgos que conllevan nuestras misiones, pero nunca realmente esperas que te pueda pasar. Como la vida misma. El fallo en el lanzamiento rompe de golpe el trabajo realizado durante muchos años, pero también el trabajo a realizar también durante muchos años. Y no solo de INTA, sino de numerosísimos grupos de trabajo, de ESA, AIRBUS, INDRA, GMV, DEIMOS, SENER…
El equipo de INTA, a cargo de las operaciones de la misión desde el inicio de la Commissioning Phase, habíamos trabajado de manera frenética en los últimos meses con el objetivo de controlar y operar de formar exitosa la misión. Horas extendidas de trabajo, abarcando fines de semana y noches y llevando a aparcar nuestra vida personal, que sin embargo merecían la pena en pro de INGENIO. Un proyecto de este tipo solo puede salir adelante si cuentas con un equipo de elevada calidad técnica pero además con un compromiso firme en la consecución del objetivo. Un equipo que rebosa capacidad, conocimiento y ganas.
Y ése es el equipo INTA. Es por ello que esta foto, que ahora miramos con pena, no puede ser relegada en un cajón. La foto de nuestro equipo de trabajo, expresando la ilusión minutos antes del lanzamiento, expresando la alegría por el trabajo bien realizado y las ganas de ver los frutos y afrontar la dura responsabilidad de la operación, máxime en los primeros días de funcionamiento. Gracias a todos. Enhorabuena a todos.
Soy corredora popular y no puedo evitar hacer una analogía con el deporte que me gusta practicar. Miro nuestra foto y veo un equipo en la línea de salida de una ultramaratón. Hemos completado el entrenamiento durante muchos meses, hemos tenido tiradas largas solitarias, entrenamientos de cuestas, trabajo de fuerza y también tiradas regenerativas, de esas en las que vas tranquilamente charlando con tus compañeros. Nos hemos llegado a poner el dorsal de la carrera, con algo de cansancio (porque no nos dio tiempo a hacer la semana de bajada de carga) pero con muchas ganas, sabiendo que la carrera pediría todo de nosotros, pero con el convencimiento de que franquearíamos la línea de meta, con la seguridad y el arropo que ofrece el equipo. Sin embargo, nos hemos lesionado justo en el pistoletazo de salida y nos hemos quedado con todas las ganas de ejecutar nuestra carrera.
A pesar de ello, nuestro entrenamiento está realizado. El fallo en el lanzamiento no es el resultado de nuestro proyecto. Hemos consolidado el conocimiento adquirido con las misiones PAZ y CHEOPS y lo hemos ampliado; el Programa Nacional de Observación de la Tierra por Satélite tiene que continuar, debemos impulsar la industria espacial española. Esta no es una despedida de INGENIO, es un Hasta Pronto.
María José González