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En la entrada anterior se analizó la importancia que presenta la inercia térmica como variable geofísica dentro del campo de la teledetección. No obstante, en ningún momento se detalló cómo se puede determinar a partir de datos de teledetección.
Actualmente existen diversas metodologías que permiten estimar la inercia térmica de una o varias superficies mediante el uso de imágenes aeroportadas o de satélites. Uno de los métodos más habituales supone que esta magnitud es directamente proporcional a la razón entre la cantidad de energía que absorbe un terreno (definida como uno menos el albedo) y la variación de temperaturas (T-T’) que este suelo experimenta.
Donde T y T' corresponden típicamente al máximo y mínimo del ciclo de temperatura de la superficie observada.
Esta fórmula nos indica que necesitamos imágenes de la temperatura de la superficie en esos dos momentos de su ciclo diario, y también de su albedo global. Por supuesto, estos datos han de tener una resolución espacial adecuada, lo que habitualmente es por debajo de 100 m.
Esto es posible con sistemas de teledetección aeroportada, como los que el INTA pone a disposición de proyectos de I+D en teledetección; es el caso de las imágenes que la semana pasada presentamos. A cambio, no hay actualmente misiones que proporcionen esos datos desde satélite. En el caso de Copernicus, el instrumento SLSTR de Sentinel-3 proporciona imágenes térmicas diurnas y nocturnas, y medidas simultáneas en el rango visible e infrarrojo próximo; pero lo hace con una resolución espacial de 1 km, insuficiente para la mayoría de estudios sobre inercia térmica. No obstante, ahí están los datos para usuarios que no requieran una escala de trabajo mejor.
A modo de ejemplo, se presentan dos imágenes sobre la mitad de la Península Ibérica relativas al producto LST (Land Surface Temperature) del Sentinel-3 correspondientes al día (derecha) y noche (izquierda) del 17 de Enero de 2018.
Como ya hablamos, la evolución de Copernicus considera como prioridad una misión térmica de resolución espacial por debajo de 100 m. Esta misión resolvería el problema de escala espacial que presenta Sentinel-3; a cambio, es muy difícil que pueda tener una frecuencia temporal adecuada, ya que inevitablemente a mayor resolución espacial menor cobertura espacial y por tanto mayor tiempo de revisita. Habrá que preparar, para esa todavía lejana fecha, algoritmos ingeniosos que consigan estimar la inercia térmica con otros puntos del ciclo de temperaturas, incluso provenientes de días separados.